lunes, 23 de junio de 2008

COLIFATA...y esos Locos que hablan al mundo

Hablar de Colifata es, de entrada, hablar de Aquarius.
El mundo está loco”, y “El ser humano es extraordinario” son frases enunciadas en el spot de la marca por dementes internos de un psiquíatrico de Buenos Aires.

Cuando el spot se lanzó, la mayoría de nosotros no acabábamos de acertar si el anuncio respondía a otra brillante invención creativa de Coca Cola y Sra. Rushmore, en la que teníamos que pillar la segunda vuelta, o si nos estaba contando una historia real. Por la curiosidad resultante del gancho del anuncio, o por simple gaje del oficio, personalmente averigué que sí, que "esos locos" y Colifata eran de carne y hueso.

En sociología se define como Institución Total aquel tipo de institución en la que sus miembros son separados del exterior a través de barreras materiales. Se rompe así la naturalidad del ordenamiento básico de la sociedad moderna, donde el individuo realiza sus diferentes actividades (trabajar, dormir, relacionarse, etc.) en espacios físicos diferentes.

En una Institución Total todos los aspectos de la vida del integrante se desarrollan en el mismo espacio y bajo una autoridad única, todas las actividades son desarrolladas en compañía de otros, y todos los momentos están programados, e integrados en un plan racional concebido para el logro de los objetivos de la propia institución. Las conocemos.
Corresponden a éste tipo de organizaciones las cárceles, psiquiátricos, residencias y orfanatos, cuarteles, campos de trabajo o concentración, conventos y monasterios, entre otras.

Sin entrar a explicar cómo se consigue esto, ni hablar de los diferentes mecanismos que ponen en marcha esta instituciones para alienar al interno, y teniendo en cuenta excepciones, el resultado es la pérdida de individualidad del interno, su deshumanización como "Yo", y su consecuente alejamiento del mundo exterior.
Se les corta la comunicación con la sociedad civil, que es, al fin y al cabo, donde se nos permite desarrollar nuestros diferentes roles, que acaban dotándonos de la autodeterminación, autonomía y libertad de acción propias de un adulto.

Me tocó hace unas semanas profundizar sobre estas instituciones. Eran parte del temario de una de mis asignaturas a examinar. Durante los días que me encerré dándole a los codos, me asaltaba la duda de hasta qué punto, la “abducción” de un individuo por este tipo de organizaciones era provechoso para la recuperación de dicho interno. El simple hecho de aislar a una persona del mundo exterior, con mecanismos duros y agresivos tanto física como mentalmente, no parece, a priori, una manera de conseguir la posterior reinserción de esa persona en la sociedad.

A través de Marta, amiga de siempre, y hoy psicóloga que dirige un centro de toxicómanos, conozco algo de las terapias a las que éstos son sometidos, y la necesidad de cortar “por lo sano” con su entorno para que las terapias tengan efecto.
¿Pero cómo es posible este retorno al mundo, una vez has cortado el cordón umbilical con él?.

El sábado El Mundo publicaba una entrevista a Alfredo Oliveira, psicólogo del Hospital neuropsiquiátrico José T. Borda, y fundador de la Radio de la Colifata.

Colifato, en lenguaje porteño, es sinónimo de loco querible, una manera de aludir a la locura de modo afectuoso. En la entrevista, Oliveira defiende la condición de los internos como SERES HUMANOS, y como tales, nos habla de la importancia de rebajar esos muros que los separan del resto de la vida.

La idea de poner en marcha una radio conducida por pacientes psiquiátricos surgió como una vía para su reinserción a la salida del internamiento. El objetivo era reconstruir el uso del lenguaje, cuya pérdida es uno de los elementos asociados a su paso por el centro. Al mismo tiempo, a los otros, a los que estamos supuestamente en el Lado Cuerdo, nos ayudaba a comprender mejor el problema de la demencia, y a dejar de ver a los internos como “gente peligrosa”.

El resultado no sólo ha sido una radio oída en diversos puntos de Latinoamérica, conocida en Europa, un lugar que ha recibido visitas tan variopintas como la de El Papa, Francis Ford Coppola o Manu Chau, una realidad convertida no sólo en spot de una de las marcas más prestigiosas, sino también en centro de interés turístico de los transeúntes de Buenos Aires.

El verdadero resultado es un fenómenos social que ha permitido a estos internos la posibilidad de encontrar una nueva relación con “el otro” mundo, una forma de comunicación que devuelve "al loco" esa palabra que la sociedad le quita, esa palabra que les permite seguir creciendo en su Propio Yo, no un yo mutilado, sino un Yo Integrado.

Me quedo con dos definiciones que da Oliveira en la entrevista:
La locura es un estado de sufrimiento que por momentos se torna infinito. La cordura es poder gestionar la vida cotidiana de forma aceptable.
Disfrutemos de que quizás el mundo esté loco, pero de que sea como sea, el ser humano es extraordinario.

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